La Amazona Roja y el Dios de la Vida


"Habladme, musas, de las antiguas historias de los dioses; 
de sus rencillas y sus amores, y de los pecados nunca perdonados. 
Habladme de Eris, que fue castigada por su ambición, 
y de cómo el Caos se atrevió a crear vida de la propia muerte..."


Mi amiga Alba llevaba años diciéndome que leyese esta novela: "Laura, de verdad. Sé que te va a encantar. Dale una oportunidad." Y yo le dije que sí. Que la leería. PERO cuando, por fin, empecé a buscarla por las librerías de Madrid parecía que había desaparecido de la faz de la Tierra.

Si habéis visto Teen Wolf y sois fans de la serie, entenderéis que me sintiese tan confundida como Lydia en la última temporada. Yo sabía positivamente que el libro existía, pero, ¿dónde estaba? Porque no quedaba ni rastro. 
Hacia el final de esta odisea, terminé por encargárselo a la Casa del Libro, y al día siguiente me lo traía el repartidor con una sonrisa en la cara. Después de toda esta aventura, me parecía casi imposible estarlo sosteniendo. Pero ahí estaba. Y justo entonces... (chán-chán-chán)

En mi lectura de esta novela he sido capaz de disfrutar mucho y apreciar varios aspectos interesantes de la historia que nos trae Alfaguara, por las mentes de Iria G. Parente y Selene M. Pascual.
A continuación, espero poder compartir éstos con vosotros y animaros a que le deis una oportunidad a su novela. La merece.

En primer lugar, me gustaría centrarme en la ambientación que se utiliza en "Rojo y Oro". En la novela, descubrimos y exploramos una Antigua Grecia ficticia llamada Élada (probablemente inspirada por el antiguo nombre que recibía la República Helénica -aka Grecia-, por sus nativos: "Hélade"). En Élada, las divinidades son tan palpables como tú y como yo por lo que las autoras nos introducen brevemente la división de los tres planos de la vida y la muerte; divina y mortal.
El Olimpo, es referido generalmente como el Mundo Superior; los mortales como nosotros habitarían el Mundo Medio, y si por casualidad eres Hades, habitarías el Inframundo. Se trata de una división de escenarios básica, pero que funciona bastante bien. Lejos de florituras, crea una imagen clara de la construcción de esta Grecia ficticia. Es cierto que me hubiera gustado haber pasado más tiempo en el Mundo Superior, aprendiendo sobre cada deidad que lo habita un poquito más, o en el Inframundo (bueno, en el Inframundo no tanto, que soy demasiado miedosa) pero el Mundo Medio requiere nuestra atención a lo largo de la historia de forma urgente. 

Y es precisamente, la trama que se desarrolla en esta dimensión en lo que me centraré ahora. Asteria (la Amazona Roja) y Orión (el dios de la Vida) se convierten en inesperados aliados, unidos por una sed de venganza y justicia, que se convierte en la base de una relación sin igual. 
Asteria es una amazona que lucha por su vida y la de sus hermanas (su pueblo) cada día en la arena, bajo la atenta mirada del emperador en su podio. Tienen un trato: por cada combate vencido por la guerrera, una de las suyas es liberada. Pero, ¿y si el emperador no estuviese cumpliendo con su palabra? 
Orión por su parte es un dios. Un dios al que, sin embargo, se trata como a un esclavo. Hera se ha convertido en una tirana cruel que utiliza a Orión como si no se tratase de un igual, sino de un monstruo (imaginad una relación del estilo Frollo-Quasimodo, pero más tenebrosa). Y todo monstruo literario acaba por hartarse de sus cadenas, ¿no es cierto?

Así empieza una trama llena de conflictos, dilemas y una interminable lista de obstáculos que superar. Pero, en la novela no solo disfrutamos de un argumento que te engancha y es impredecible muchas veces, sino que la forma en la que se nos cuenta esta historia es también digna de mención. Además, la narración general de los capítulos tiene un ritmo acelerado sin resultar caótico, y por ello, permite al lector avanzar tan deprisa como desee para descubrir el final lo antes posible.
Disfrutamos, también, de la posibilidad de las narraciones de Asteria y Orión, por lo que la historia se enriquece con los matices que cada personaje aporta al libro. Es más, la obra está dividida por cantos, que a su vez se subdividen en capítulos. No obstante, cada uno de estos cantos, se inicia con, a lo que nos referiríamos en el teatro clásico como, la narración de un coro. Se dan a entender en ellos, las ideas principales que se van a explorar en sus capítulos, y aportan una innovadora poeticidad a la novela.

Antes he mencionado brevemente a los personajes principales del libro: Orión y Asteria. He de decir que aunque inicialmente parecen esbozos de personajes previsibles; los giros de la trama les permiten demostrar cuán distinta es verdaderamente su naturaleza. Se trata de personajes construidos de manera compleja y con una gran capacidad para desarrollarse aún más a lo largo de la historia. También quiero llamar la atención sobre Ligeia, dado que se trata de un personaje femenino que, personalmente, me ha parecido muy interesante. No voy a decir nada más porque tenéis que conocerlos a todos ellos por vosotros mismos.

Un último detalle que quisiera subrayar de este libro, porque lo cierto es que ha sido uno de mis aspectos favoritos de mi experiencia como lectora, son de las ilustraciones tan bellas que realizó la maravillosa Mar del Valle para esta edición. Su estilo sabe representar a la perfección a estos personajes y a su mundo, y les da vida en nuestros corazones y habitaciones.

La verdad es que nunca había leído una novela ambientada en la Antigua Grecia, fuese ésta Fantástica o más realista; y lo cierto es que ha sido una experiencia que definitivamente repetiré ya que tengo preparada la lectura de "Circe" de Madeline Miller. Espero poderos traer una reseña de esta novela pronto. Pero, hasta entonces, nos veremos por instagram.

Espero que tengáis un día maravilloso.

P.S: Muchas gracias a Alba por insistir (literalmente) durante años para que leyese uno de sus libros favoritos. Eres de lo que no hay. Pero, en el mejor de los sentidos. <3

















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